Normalista supremo

Rubén Sanhueza Gómez (*)
Fecha de Edición: 28-07-2006


A lo menos dos profesores chilenos, egresados de las Escuelas Normales, han sido Presidentes de la Excelentísima Corte Suprema de Justicia. No comprendo cómo no se incluye en la comisión que estudia las modificaciones al sistema educacional, la reapertura de estos institutos desde que no hay nadie, absolutamente nadie que no concuerde en que se entregó la mejor educación por parte de esos viejos maestros y maestras que allí se formaron. Todavía es tiempo para que alguien tome nota de esta sugerencia. Hagamos una encuesta en el país para averiguar si quieren o no que los maestros se preparen de nuevo con la vocación, el tiempo y la educación que se entregó. Hugo Dolmestch Urra es un nuevo ejemplo de lo que afirmamos. La Excma. Corte Suprema lo incluyó en la quina que presenta al Ejecutivo para llenar una vacante de ministro en el más alto tribunal de la República. La Presidenta Bachelet lo propuso al Senado y allí fue aceptado por la unanimidad de los señores Senadores. Dolmestch es normalista de la Escuela Normal de Curicó.Fue profesor en una escuela pública de Chiguayante y aprovechó el tiempo libre para estudiar Leyes en la U. de Concepción, hasta recibirse de abogado. Entonces ingresó al poder Judicial para llegar al más alto escalón en esa carrera. Y algún día será presidente de la Suprema. Los profesores normalistas han brillado en todas las actividades en que participaron. La política no les fue nunca ajena y numerosos parlamentarios vinieron de esas aulas: senadores Montes y César Godoy Urrutia conocido como “capitán veneno” por lo certero de sus ingeniosas críticas. Emilio Molina Pincheira, José Ortiz Novoa, actual vicepresidente de la Cámara; pero la lista es larguísima. Varios rectores de universidades, el ministro de Educación Mario Astorga Gutiérrez y una infinidad de profesores universitarios pasaron primero por la Normal. Porque era una educación de excelencia. Uno de mis profesores, Pedro Aravena Falcón, los representaba como jóvenes con una bolsa al hombro en donde llevaban su ropa y libros y en la otra mano un violín. No se podía titular alguien que no supiera violín. Por eso, todos ellos podían ser directores de coros como tantos que hubo a lo largo del país y en que anualmente se sigue haciendo el Festival Nacional de Coros de Profesores. En lo deportivo también brillaron y uno de los más conocidos llegó a ser Nelson Oyarzún al extremo que con su nombre fue bautizado el estadio de fútbol de Chillán. Ignoro las razones de por qué no se han reabierto las normales. Aun están los edificios y los hogares. Se las llamó Universidad de los Pobres porque es clásico que gente de la aristocracia nunca ingresó a ella; pero ello es tan sólo anecdótico. El talento lo reparte Dios sin averiguar el apellido y han quedado demasiados sin cultivarse por falta de recursos económicos. Puede aparecer otro Pedro Aguirre Cerda que llegó de profesor a Presidente de la República; pero también hay filósofos, músicos, pintores, poetas y escritores. Desde el fondo de mi corazón pienso que hay que recuperar eso y por ello le enviaremos copia de este artículo a la ministra de Educación. En una de esas se atreve a regalarnos para el 26 de agosto, día del Normalista, la fausta noticia que se reabren unas cuantas aunque sea a vía experimental. Olvidaba decir que hay muchos y brillantes abogados que primero fueron escueleros. (Ejem). (*)Abogado

Publicación: Diario el Centro